Noticia sobre Street Basket Basquet Callejero
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NOTICIA: Así es el street basketball: "En la calle no sirve la pizarra" Lenon Álvarez (derecha) y Sergio Monteagudo en las canchas del Parque de Aluche, en Madrid. (Jorge París) (Jorge París) Ampliar Las claves: Es la alternativa pícara del baloncesto. En Estados Unidos hace furor, es básquet callejero. Un reportaje con dos chicos que triunfan en esto.
«Esto es diversión y libertad, aquí no hay pizarra que valga», dice el mejor jugón sobre asfalto de España –según algunos, de toda Europa–, Lennon Álvarez, madrileño, de 23 años, del barrio áspero de Usera. Otras imágenes 4 Fotos Los tatuajes son su DNI: en el antebrazo, porque el orgullo mola, él mismo; en la pierna, Air Jordan en pleno vuelo. Respuesta preparada cuando le preguntan sobre el singular nombre de pila: «No, mis hermanos no se llaman George, Paul y Ringo. Me llamo Lennon porque a mis padres les gustaban los Beatles y yo pagué el pato». En las canchas de Madrid le conocen por su apodo de guerra, The Lawyer (El Abogado), un homenaje al psicótico y vengativo personaje de Robert De Niro en El cabo del miedo. Es bajito en la tierra de gigantes de la estrategia y los catálogos de jugadas (1,70 metros), pero dejó al borde del ridículo a los negrazos yanquis que vinieron el año pasado a promocionar el street en España. Tanto fue el desparpajo de Álvarez, que la marca de ropa y zapatillas AND1 (www.and1. com) le ofreció un contrato de patrocinio y tiene en mente llevárselo a los Estados Unidos durante un año. «Nada es imposible» «Claro que me gusta el baloncesto profesional y me emocioné con la selección, pero lo que de verdad me llena es el street, donde no hay reglas ni sistemas, donde sólo vale la imaginación y nada es imposible», dice. Todo lo que hace (lanzar la bola contra la frente del rival, meterle un caño entre las piernas o ayudarse del pie) sería ilegal en el deporte reglado, como bien sabe el que le ha visto jugar . «De eso se trata, de medirte con otro sin que nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer, sin que nadie acote tu libertad». Pero tanta libertad tiene sus peligros. Lennon sólo probó una vez los piques mano a mano, peliculeros y con apuestas incluidas: «Me jugué las zapatillas con un chico inmigrante que iba de sobrado y se reía de mí porque me veía así, tan blanquito y poca cosa. Cuando ya le estaba metiendo un ocho a cero, los de su pandilla se mosquearon y vinieron a por mí. Tuve que salir por piernas, corriendo a toda leche y dejándome atrás la mochila y el balón». Canchas públicas: pocas y malas El baloncesto –saludado por todos los poderes ahora que llega el momento de las fotos– nunca ha sido bien tratado por las administraciones, tal como demuestra la escasez y mal estado de las canchas públicas de uso libre. En Madrid sólo las pistas de la Universidad Complutense pueden considerarse de nivel muy bueno. En A Coruña hay un par de canchas, en La Torre. En Málaga, más de la mitad tienen deficiencias. Los interesados en montar citas para pachangas pueden hacerlo en los foros de la web www.jugones.es Otras estrellas del baloncesto de calle Julius Erving. El Doctor J. (por cómo ‘operaba’ bajo la canasta) fue la primera gran estrella del baloncesto germinada en las calles. Lo ganó todo en la NBA, anotó más de 30.000 puntos y patentó los movimientos de vaselina en el aire. Tiene 56 años, es directivo de los Magic de Orlando y dueño de una planta de embotellado de Pepsi Cola. Allen Iverson. Tiene 31 años y enloquece a los rivales de los 76’ers. Empezó jugando en los barrios duros y todavía lleva una vida peligrosa: acaban de acusarle de contratar matones. S. Rodríguez. El español con modales street. En el Estudiantes le reprendían por irse de pachanga. 21 años, los Trail Blazers esperando y nuevo apodo: Spanish Chocolate.
«Esto es diversión y libertad, aquí no hay pizarra que valga», dice el mejor jugón sobre asfalto de España –según algunos, de toda Europa–, Lennon Álvarez, madrileño, de 23 años, del barrio áspero de Usera. Otras imágenes 4 Fotos Los tatuajes son su DNI: en el antebrazo, porque el orgullo mola, él mismo; en la pierna, Air Jordan en pleno vuelo. Respuesta preparada cuando le preguntan sobre el singular nombre de pila: «No, mis hermanos no se llaman George, Paul y Ringo. Me llamo Lennon porque a mis padres les gustaban los Beatles y yo pagué el pato». En las canchas de Madrid le conocen por su apodo de guerra, The Lawyer (El Abogado), un homenaje al psicótico y vengativo personaje de Robert De Niro en El cabo del miedo. Es bajito en la tierra de gigantes de la estrategia y los catálogos de jugadas (1,70 metros), pero dejó al borde del ridículo a los negrazos yanquis que vinieron el año pasado a promocionar el street en España. Tanto fue el desparpajo de Álvarez, que la marca de ropa y zapatillas AND1 (www.and1. com) le ofreció un contrato de patrocinio y tiene en mente llevárselo a los Estados Unidos durante un año. «Nada es imposible» «Claro que me gusta el baloncesto profesional y me emocioné con la selección, pero lo que de verdad me llena es el street, donde no hay reglas ni sistemas, donde sólo vale la imaginación y nada es imposible», dice. Todo lo que hace (lanzar la bola contra la frente del rival, meterle un caño entre las piernas o ayudarse del pie) sería ilegal en el deporte reglado, como bien sabe el que le ha visto jugar . «De eso se trata, de medirte con otro sin que nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer, sin que nadie acote tu libertad». Pero tanta libertad tiene sus peligros. Lennon sólo probó una vez los piques mano a mano, peliculeros y con apuestas incluidas: «Me jugué las zapatillas con un chico inmigrante que iba de sobrado y se reía de mí porque me veía así, tan blanquito y poca cosa. Cuando ya le estaba metiendo un ocho a cero, los de su pandilla se mosquearon y vinieron a por mí. Tuve que salir por piernas, corriendo a toda leche y dejándome atrás la mochila y el balón». Canchas públicas: pocas y malas El baloncesto –saludado por todos los poderes ahora que llega el momento de las fotos– nunca ha sido bien tratado por las administraciones, tal como demuestra la escasez y mal estado de las canchas públicas de uso libre. En Madrid sólo las pistas de la Universidad Complutense pueden considerarse de nivel muy bueno. En A Coruña hay un par de canchas, en La Torre. En Málaga, más de la mitad tienen deficiencias. Los interesados en montar citas para pachangas pueden hacerlo en los foros de la web www.jugones.es Otras estrellas del baloncesto de calle Julius Erving. El Doctor J. (por cómo ‘operaba’ bajo la canasta) fue la primera gran estrella del baloncesto germinada en las calles. Lo ganó todo en la NBA, anotó más de 30.000 puntos y patentó los movimientos de vaselina en el aire. Tiene 56 años, es directivo de los Magic de Orlando y dueño de una planta de embotellado de Pepsi Cola. Allen Iverson. Tiene 31 años y enloquece a los rivales de los 76’ers. Empezó jugando en los barrios duros y todavía lleva una vida peligrosa: acaban de acusarle de contratar matones. S. Rodríguez. El español con modales street. En el Estudiantes le reprendían por irse de pachanga. 21 años, los Trail Blazers esperando y nuevo apodo: Spanish Chocolate.